PORQUÉ ADORAMOS LOS MUEBLES Y LA DECORACIÓN ESTILO VINTAGE

Para empezar, ¿qué consideramos como 'vintage'? Y en consecuencia, ¿en qué se basa este estilo? Vayamos por partes. El término inglés 'vintage' hace referencia a 'aquello que ya ha sido usado, pero que todavía está en buen estado'. Otra de sus acepciones hace referencia a 'lo antiguo, procedente de épocas pasadas y que es rescatado como una pieza de gran valor'. De esa manera, nos aventuramos a definir lo vintage como 'todo objeto producido en una época pasada, revestido por velo de encanto, melancolía y romanticismo, que decidimos rescatar de un trastero y convertirlo en parte de la decoración de nuestro hogar'.

Cuando pensamos en muebles vintage, pensamos, inmediatamente, en piezas de estilo clásico o provenzal realizadas con maderas de excelente calidad y bonitos diseños realizados por un experto artesano. Estamos en lo cierto, pero hemos de añadir un punto más: normalmente, están patinadas en blanco o en un tono marfil muy suave.

Esta estética muy de moda a principios del siglo XX (años 30-40) que echaba la vista atrás y se inspiraba en los modelos creados en los siglos XVIII y XIX, que renovaban con accesorios más modernos y con un aspecto más fresco. Esta mezcla de tendencias reunida bajo la clasificación de vintage, daba lugar a un estilo elegante y de aire romántico, definido por un amor hacia las formas clásicas y majestuosas.

La pátina blanca o el mueble decapado, los tapizados florales y la combinación con otros materiales como la forja y el mimbre, le dan un aire más relajado y campestre, pero sin dejar de ser muy sofisticado y chic. Estos elementos junto con los muebles tapizados en capitoné, las patas tipo Chippendale y el rozado característico, que lo hace parecer usado, son las claves de esta estética tan en auge.

Actualmente, nos inspiramos en este estilo romántico y melancólico para crear muebles e interiores con un encanto especial. Más sencillos y ligeramente recargados; adornados con tejidos suaves y vaporosos; y dominados por sus sinuosas y suaves líneas.

Para el salón, buscamos un par de sillones orejeros con un respaldo tapizado en capitoné y unas patas curvadas; un sofá de tres plazas de estilo victoriano; o una mesa de centro con las patas torneadas y decapado en blanco. Siempre podemos mezclar elementos, pero manteniendo la misma línea estética. Para vestirlo nada mejor que tejidos en tonos claros (blancos, pasteles o tonos naturales) y estampados florales. También podemos optar por adornos en dorado o bronce viejo para dar un poco de color, luz y majestuosidad a la estancia.

Para el comedor, sin duda utilizaremos una bonita y amplia mesa de madera con las patas curvadas en madera natural, patinada o decapada, rodeada por un conjunto de seis sillas clásicas (o bien, cuatro sillas y dos sillones). Para completar el conjunto, apuesta por una bonita vitrina en la que exponer tu vajilla y si es necesario, por un aparador a conjunto, coronado por un espejo clásico en tonos oro o bronce, o patinado en blanco.

En la entrada, podemos optar por una bonita cómoda de entrada con espejo o por fórmulas más sencillas, como una consola o un gabanero, acompañados de una banqueta o sillón y un perchero de árbol.

Por último, en el dormitorio, nos permitiremos jugar con libertad con nuestros gustos personales. Para el cabecero o cama, podemos optar por una cama con balaustres o una adoselada; por un cabecero de rejilla sencillo o bien, por uno tapizado en capitoné, que le dará un plus de romanticismo y elegancia a nuestra estancia. Al pie de la cama, una bonita banqueta; o bien, en un lateral, una butaca Luis XV patinada en blanco y tapizada con una delicada tela floral.

En un dormitorio, además, resulta imprescindible contar con una cómoda con espejo, que nos haga las veces de zona de almacenamiento y de tocador. También, dependiendo del espacio disponible, podremos contar con una zona de tocador o un escritorio. Por último un gran armario con patas curvadas o decorado con una celosía y cristales, cubiertos por un fino visillo.

En cada una de las estancias citadas, no debemos olvidar incorporar alfombras con un estampado clásico, floral o liso que complete la decoración, así como unas majestuosas lámparas de cristal complementadas por otras con pantallas de muselina y brazos de cobre.

Una estética señorial a la que podemos añadirle nuestros propios accesorios. Estos nuevos elementos pueden aportarle a nuestra decoración de estilo vintage, un aire más fresco, campestre y natural.

De esa manera, es recurrente ver en distintos interiores inspirados en este estilo: cajas de madera recuperadas y amontonadas en cualquier rincón, sobre las que colocamos bonitos ramilletes florales; maletas antiguas convertidas en mesas de centro o mesillas de noche; palanganeros antiguos reconvertidos en lavabos y útiles domésticos, utilizados a modo de jarrones o accesorios decorativos colgados en una pared.

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